El Comité Científico de la AESAN ha publicado un informe relación a la evaluación del riesgo de la ingesta inadecuada de minerales (metales) antioxidantes en complementos alimenticios que puede dar lugar a efectos prooxidantes: cobre, manganeso, selenio y zinc.

 

El término antioxidante se refiere a la propiedad de algunas sustancias de prevenir el daño oxidativo, causante de patologías con alta prevalencia en nuestra sociedad. Numerosos estudios se han encaminado en los últimos años a demostrar las propiedades beneficiosas de la ingesta de compuestos potencialmente antioxidantes, promoviendo el consumo de estas sustancias.

 

Los metales cobre, manganeso, selenio y zinc han demostrado contribuir a la protección de las células frente al daño oxidativo. Estos minerales cuentan con la aprobación de declaraciones de propiedades saludables relacionadas con la protección de las células frente al daño oxidativo en el marco reglamentario europeo.

 

La suplementación de cobre, manganeso, selenio y zinc a través de alimentos enriquecidos y complementos alimenticios en la población adulta sana resulta ser segura en las condiciones establecidas por la normativa europea. Por otra parte, la bibliografía científica sugiere que estos metales, en determinadas dosis o condiciones, podrían tener efectos prooxidantes. Los complementos alimenticios con antioxidantes no han demostrado una disminución del riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares o cáncer. Por lo tanto, se recomienda la realización de estudios con una adecuada metodología para evaluar en profundidad estos efectos y bajo qué condiciones se producen, así como los efectos adversos que pudieran derivarse de los mismos.

 

Además, los compuestos que protegen a las células frente al daño oxidativo se encuentran de manera natural en muchos alimentos. Por tanto, una dieta variada y equilibrada, es suficiente para cubrir las necesidades nutricionales en cuanto a compuestos con acción antioxidante en la población sana. Únicamente en el caso del zinc se produce un cierto déficit en adultos españoles, ya que en más de un 60 % los varones y en más de un 40 % de las mujeres la ingesta de zinc es insuficiente.

 

Asimismo, en el caso de mujeres embarazadas o lactantes, niños, ancianos y personas con determinadas patologías, solo deben consumirse complementos tras haberlo consultado con un profesional sanitario, ya que hay poca información sobre la seguridad de muchas sustancias en estas etapas y, a veces, pueden tener interacciones con medicamentos. En ningún caso deben sustituir al uso de medicamentos sin una supervisión médica adecuada.

 

Las cantidades máximas de minerales que se podrían usar en los complementos alimenticios por dosis diaria de consumo recomendada por el fabricante, así como la que se podrían añadir a los alimentos, se deberían establecer teniendo en cuenta los niveles máximos de seguridad de vitaminas y minerales y la ingesta de vitaminas y minerales a partir de otras fuentes de alimentación, tal y como ya prevé la Directiva 2002/46/CE sobre complementos alimenticios y el Reglamento (CE) 1925/2006, sobre la adición de vitaminas, minerales y otras sustancias determinadas a los alimentos.