La EFSA ha finalizado la evaluación de la seguridad de los azúcares alimentarios y su posible relación con problemas de salud. Las conclusiones del dictamen ayudarán a las autoridades de salud pública para futuras recomendaciones para las personas consumidoras

En julio de 2021, la EFSA publicó un proyecto de dictamen sobre la seguridad de los azúcares alimentarios tras una evaluación provisional y abrió una consulta pública sobre el mismo que acabó el pasado 30 de septiembre.

 

Las aportaciones recibidas durante la consulta pública sobre la versión preliminar del dictamen, permitió a los científicos precisar y aclarar aspectos importantes del trabajo previo. El equipo científico de la EFSA ha finalizado su exhaustiva evaluación y la conclusión a la que han llegado es que “el consumo de azúcares añadidos y de azúcares libres debe ser lo más bajo posible como parte de una dieta adecuada desde el punto de vista nutricional, lo que concuerda con las recomendaciones actuales. Sin embargo, los datos científicos no han permitido fijar un consumo máximo tolerable para los azúcares alimentarios, que era el objetivo original de la evaluación”.

 

La dieta contiene azúcares de diferentes categorías y fuentes, que pueden estar presentes de forma natural (en frutas, verduras o lácteos) o añadirse durante la transformación, elaboración o cocinado.

Los azúcares libres (entre los que se encuentran los añadidos) son aquellos que no se encuentran incorporados en la estructura del alimento y los que causan preocupación debido a sus posibles efectos adversos sobre la salud.

 

Se sabe que el consumo de azúcares produce caries. Los datos también vinculan, con diversos grados de certeza, el consumo de bebidas azucaradas, zumos y néctares con varias enfermedades metabólicas crónicas, como la obesidad, la esteatohepatitis no alcohólica y la diabetes de tipo 2.

 

Desde la EFSA han subrayado que “existen incertidumbres con respecto al riesgo de enfermedades crónicas en el caso de las personas cuyo consumo de azúcares añadidos y libres es inferior al 10% de su aporte total de energía”. Esto se debe a la escasez de estudios con dosis en este intervalo.

Futuras investigaciones

 

Se han examinado más de 30.000 publicaciones. Esto ha permitido a los científicos dar prioridad a las lagunas de datos y a las investigaciones necesarias para fijar un nivel máximo de consumo tolerable de azúcares alimentarios en el futuro.

 

Las investigaciones deberían centrarse tanto en los efectos para la salud de los azúcares alimentarios, como en el impacto de las intervenciones clínicas y comunitarias destinadas a reducir el consumo de azúcar.

 

Por último, se necesitan métodos validados para evaluar el consumo, así como la normalización de directrices para la presentación de información y definiciones de los azúcares alimentarios y sus fuentes.